Por SAMY MAGDY y KAREEM CHEHAYEB
EL CAIRO, Egipto (AP) — Una unidad de la policía controlada por Hamás dijo que mató a 12 miembros de una milicia respaldada por Israel después de detenerlos el jueves temprano en la Franja de Gaza. Horas antes, un grupo de ayuda apoyado por Israel había reportado un ataque de Hamás a un autobús que transportaba a sus trabajadores palestinos, que mató al menos a cinco de ellos.
La milicia, liderada por Yasser Abu Shabab, dijo que sus combatientes habían atacado a Hamás y matado a cinco insurgentes, pero no mencionó sus propias bajas. También acusó a Hamás de detener y asesinar a trabajadores humanitarios. No fue posible verificar de inmediato las afirmaciones contradictorias ni confirmar las identidades de los fallecidos.
El ejército israelí difundió la declaración de la Fundación Humanitaria de Gaza en sus cuentas en redes sociales, pero se negó a ofrecer su propia versión de lo sucedido.
Iniciativa de ayuda, empañada por la polémica y la violencia
Las operaciones del grupo humanitario en Gaza han estado marcadas por la polémica y la violencia desde su inicio el mes pasado, con decenas de personas fallecidas en tiroteos casi diarios mientras las multitudes se acercan a los centros de distribución de alimentos ubicados en zonas controladas por el ejército israelí en el enclave palestino. Los testigos han culpado al ejército, que reconoció haber efectuado disparos de advertencia cerca de personas que, según la institución, se acercaban a sus soldados de forma sospechosa.
A principios de semana, testigos dijeron que los milicianos de Abu Shabab habían disparado contra gente que se dirigía a un centro de ayuda de la FHG y dejaron varios muertos y heridos.
Naciones Unidas y los principales grupos de ayuda han rechazado la iniciativa respaldada por Israel y Estados Unidos, acusándolos de militarizar la ayuda humanitaria en un momento en que los expertos dicen que Gaza está en riesgo de hambruna debido al bloqueo de Israel y a su renovada campaña militar.
La semana pasada, Israel reconoció que está apoyando a grupos armados de palestinos en lo que presenta como una iniciativa para contrarrestar a Hamás. La milicia de Abu Shabab, que autodenomina Fuerzas Populares, dice estar protegiendo los puntos de distribución de alimentos establecidos por la Fundación Humanitaria de Gaza en el sur de Gaza. Pero de acuerdo con los trabajadores humanitarios, tiene un largo historial de saqueo de camiones de la ONU.
La FHG ha negado que trabaje con el grupo de Abu Shabab.
“Eran trabajadores humanitarios”
La fundación dijo en un comunicado a primera hora del jueves que Hamás había atacado un autobús que transportaba a más de dos docenas de “palestinos de la zona que trabajaban con el equipo estadounidense de la FHG para repartir ayuda crítica” cerca de la ciudad de Jan Yunis, en el sur del sitiado enclave.
“Condenamos este atroz y deliberado ataque en los términos más enérgicos posibles”, indicó la nota. “Eran trabajadores humanitarios. Padres, hermanos, hijos y amigos que arriesgaban sus vidas todos los días para ayudar a los demás”.
La institución no identificó a los hombres ni dijo si estaban armados en el momento del asalto.
El reverendo Johnnie Moore —un asesor evangélico del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que fue nombrado recientemente director de la FHG— calificó los decesos de “maldad absoluta” y arremetió contra Naciones Unidas y los países occidentales por lo que, según él, fue una falta de condena.
“El principio de imparcialidad no significa neutralidad. Hay bien y maldad en este mundo. Lo que estamos haciendo es bueno y lo que Hamás ha hecho a estos gazatíes es una maldad absoluta”, escribió en X.
Israel y Estados Unidos sostienen que el nuevo sistema es necesario para evitar que Hamás desvíe la ayuda del sistema gestionado desde hace años por la ONU, que tiene capacidad para repartir alimentos, combustible y otra ayuda humanitaria en todo el territorio. Los funcionarios de Naciones Unidas niegan que haya habido un desvío sistemático por parte de Hamás, pero dicen que han tenido dificultades para entregarla debido a las restricciones israelíes y al colapso del orden público.
Además, afirman que la nueva iniciativa es incapaz de satisfacer las crecientes necesidades y permite a Israel utilizar la ayuda como arma al controlar quién tiene acceso a ella y forzar a la población a reubicarse cerca de los centros de distribución, la mayoría de ellos en Rafah, la ciudad más al sur del enclave, convertida en una zona militar casi deshabitada. Algunos temen que esto pueda formar parte de un plan israelí para coaccionar a los palestinos a abandonar Gaza.
Hamás dice que mató a traidores
Hamás ha rechazado también el nuevo sistema y ha amenazado con matar a cualquier palestino que coopere con el ejército israelí. Los últimos asesinatos fueron llevados a cabo por la unidad Sahm de la policía controlada por el grupo, que dijo que se creó para combatir los saqueos.
La unidad publicó videos que mostraban a varios hombres muertos tendidos en la calle y apuntó que eran combatientes de Abu Shabab que habían sido detenidos y asesinados por colaborar con Israel. No fue posible verificar las imágenes ni las afirmaciones en torno a ellas.
Mohammed Abu Amin, un residente en Jan Yunis, dijo que estaba en el lugar del ataque y que la multitud lo celebraba gritando “Dios es el más grande” y tachando a los fallecidos de traidores a la causa palestina y agentes de Israel.
Ghassan Duhine, quien se identifica como responsable de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina y subcomandante del grupo Abu Shabab, publicó un comunicado en internet en el que señaló que se enfrentaron a Sahm y mataron a cinco de sus efectivos. Negó que las imágenes compartidas por la unidad policial fueran de combatientes de su milicia.
La Autoridad Palestina, dirigida por rivales de Hamás y con sede en la Cisjordania ocupada por Israel, ha negado cualquier conexión con el grupo Abu Shabab, pero muchos de los milicianos se identifican como oficiales de la AP.
Aumenta la anarquía mientras Israel intensifica su campaña militar
Israel reanudó su ofensiva en marzo después de dar por finalizado un alto el fuego con Hamás e impuso un bloqueo total a la entrada de alimentos, combustible, medicinas y otra ayuda al enclave, antes de aliviarlo a mediados de mayo.
La guerra y la creciente desesperación han sumido a Gaza en el caos, con bandas armadas que saquean los convoyes de ayuda para vender la comida robada. La fuerza policial controlada por Hamás, que antes de la guerra mantenía un alto nivel de seguridad pública, ha pasado en gran parte a la clandestinidad mientras Israel ha dirigido repetidos ataques aéreos contra sus efectivos. El ejército controla ahora más de la mitad del territorio palestino.
La guerra comenzó cuando insurgentes liderados por Hamás atacaron el sur de Israel el 7 de octubre de 2023 y mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, además de tomar a otras 251 como rehenes. Todavía hay 53 cautivos en Gaza, pero se cree que menos de la mitad siguen con vida. La mayoría de los demás rehenes fueron liberados en acuerdos de alto el fuego o de otro tipo.
La campaña militar de Israel se ha cobrado la vida de más de 55.000 palestinos, según el Ministerio de Salud del enclave, que sostiene que más de la mitad de los fallecidos son mujeres y menores. Su conteo no distingue entre víctimas civiles y combatientes.
La ofensiva israelí ha arrasado vastas zonas de Gaza y desplazó alrededor del 90% de sus aproximadamente dos millones de residentes de sus hogares. El territorio depende casi completamente de la ayuda humanitaria porque casi todas sus capacidades de producción de alimentos han sido destruidas.
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Chehayeb informó desde Beirut, Líbano. La periodista de The Associated Press Sam Mednick en Tel Aviv, Israel, contribuyó a este despacho.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.