Por MEGAN JANETSKY
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La pequeña nación centroamericana de Belice firmó un acuerdo de “tercer país seguro” con Estados Unidos, anunciaron ambas partes el lunes, en un momento en que el gobierno del presidente estadounidense Donald Trump intenta incrementar las deportaciones y disuadir la migración hacia el norte.
No quedó claro por ahora en qué consiste el acuerdo, pero llega en un momento en que Trump presiona cada vez más a los países de América Latina y África para que lo ayuden a implementar su agenda para el control de la inmigración.
El acuerdo parece ser similar a uno con Paraguay anunciado en agosto por el Departamento de Estado de Estados Unidos, el cual incluía un acuerdo de “tercer país seguro” en el que los solicitantes de asilo que se encuentran en territorio estadounidense podrían buscar protección en la nación sudamericana.
En el primer mandato de Trump, Washington firmó varios acuerdos de este tipo por los que los solicitantes de asilo tendrían que solicitar protección en otras naciones, tales como Guatemala, antes de proceder hacia el norte. Dicha política enfrentó críticas, por considerársele una forma indirecta de dificultarles a los migrantes pedir asilo en Estados Unidos, y posteriormente el gobierno del presidente Joe Biden la revirtió.
Previamente este año, Panamá y Costa Rica también aceptaron vuelos de Estados Unidos con cientos de deportados de países asiáticos —sin referirse a los acuerdos como de “tercer país seguro”—, con lo que los migrantes quedaron en una especie de limbo internacional. Washington también ha firmado acuerdos de deportación con Sudán del Sur, Esuatini y Ruanda, países afectados por conflictos.
El gobierno de Belice indicó en un comunicado el lunes que “retiene un veto absoluto sobre las transferencias, con restricciones sobre nacionalidades, un límite en el número de transferidos y controles de seguridad exhaustivos”.
El gobierno de la nación mayormente rural, situada entre México y Guatemala, reiteró su “compromiso con el derecho internacional y los principios humanitarios, al tiempo que garantiza fuertes salvaguardas nacionales”. No se permitiría la entrada al país a nadie que sea considerado una amenaza para la seguridad pública, afirmó.
La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado agradeció el lunes a Belice en una publicación en la red social X, llamando al acuerdo “un hito importante para poner fin a la inmigración ilegal, suspender el abuso a nuestro sistema de asilo y reforzar nuestro compromiso compartido de abordar juntos los retos en nuestro hemisferio”.
La decisión provocó fuertes críticas de políticos en Belice, quienes se manifestaron en contra del acuerdo, del que dijeron es una “decisión de profunda consecuencia nacional” anunciada con poca transparencia gubernamental. Para que entre en vigor, se requiere que el Senado de Belice ratifique el acuerdo.
“Este acuerdo, por su propia naturaleza, podría reestructurar los sistemas de inmigración y asilo de Belice, imponer nuevas cargas financieras a los contribuyentes, y generar serios interrogantes sobre la soberanía y la seguridad nacional”, escribió en redes sociales Tracy Taegar Panton, una líder opositora en el Parlamento de Belice.
Ella puso de relieve las duras críticas a las violaciones de derechos humanos resultantes de políticas similares llevadas a cabo por Estados Unidos y por Europa.
“Belice es una nación compasiva y respetuosa de la ley. Creemos en los principios humanitarios. Pero la compasión nunca debe confundirse con el cumplimiento a cualquier costo. Belice no puede y no debe ser utilizado como un vertedero para individuos que otros países se niegan a aceptar”, escribió.
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.